DÍA 3 – NOVENA DE NAVIDAD

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DÍA TERCERO

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amásteis a los hombres, que les dísteis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació, y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA TERCERO
Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos
el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolo profundamente. Admirando en primer lugar el alma de ese divino Niño, consideremos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por lo cual desde el primer momento de su vida vio la divina Esencia más claramente que todos los ángeles y leyó lo pasado y lo porvenir con todos sus arcanos y conocimientos. No supo nunca por adquisición voluntaria nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser, pero Él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aun cuando no fuesen necesarias para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía, que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo. Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para su alma: era por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de todos los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones. El Espíritu Santo formó ese cuerpecito divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir hasta el exceso para cumplir la grande obra de nuestra redención. La belleza de ese cuerpo del divino Niño fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; y la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de su Encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle que lave las nuestras en el sacramento de la penitencia, para que el día de su dichosa Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
Soberana María, que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por Madre suya. Os suplico que Vos misma preparéis y dispongáis mi alma, y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardásteis Vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad, Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ
¡Oh Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al divino Niño, me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su Divina Esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

GOZOS POR LA VENIDA DEL NIÑO JESÚS
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!

VEN, VEN, VEN…

¡Oh Adonai potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo dísteis los mandatos! ¡Ah ven prontamente para rescatarnos, y que un Niño Débil muestre fuerte brazo!

VEN, VEN, VEN…

¡Oh raíz sagrada, de Jesé que en lo alto, presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado, Lirio de los valles, bella flor del campo.

VEN, VEN, VEN…

Llave de David que abre al desterrado, las cerradas puertas del regio palacio!¡Sácanos oh Niño, con tu blanda mano, de la cárcel triste que labró el pecado!

VEN, VEN, VEN…

¡Oh lumbre de Oriente, Sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!

VEN, VEN, VEN…

¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado, y en forma de niño da al mísero amparo!

VEN, VEN, VEN…

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

VEN, VEN, VEN…

Ábranse los cielos y llueva de lo alto, bienhechor rocío como riego Santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado. Luce hermosa estrella, brota flor del campo!

VEN, VEN, VEN…

Ven que ya María previene sus brazos, do su Niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

VEN, VEN, VEN…

¡Del débil auxilio del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano.

VEN, VEN, VEN…

¡Véante mis ojos de Ti enamorados! Bese ya tus plantas, bese ya tus manos! Prosternado en tierra te tiendo los brazos, y aún más que mis frases te dice mi llanto!

VEN, VEN, VEN…

Ven Salvador nuestro por quién suspiramos: Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

VEN, VEN, VEN…

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
Acordaos ¡Oh Dulcísimo Niño Jesús! Que dijisteis a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente:
“Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.
Llenos de confianza en Vos ¡oh Jesús! que sois la misma Verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una Eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra Encarnación y devuestra Infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto.
(En este momento en silencio pongamos ante el pesebre nuestras intenciones…recuerda encender una vela al final de la Novena por tus intenciones)

Nos entregamos a Vos ¡oh Niño Omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén

¿Te gustaría unirte a nosotros en ACN para meditar  la Novena para el Aguinaldo y preparar la venida del Señor? Comenta con tus palabras esta experiencia. ¡Te leemos!  

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